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Todo comienza en casa

Culpamos al gobierno por los altos  índices delictivos en México, pero pocas veces nos detenemos a pensar qué hemos hecho nosotros, como sociedad, para evitarlo.

¿Qué clase de educación estamos dando a nuestros hijos desde el seno familiar?

¿Nos hemos preguntado de dónde obtienen dinero?

¿Quiénes son sus amigos, sus influencias, sus modelos a seguir?

La prevención no se construye en las calles, ni en las cárceles.

La verdadera educación nace en casa, ahí donde se siembran o se pierden  los valores, los principios y el respeto.

La descomposición social no surgió de la nada; tiene su raíz en la falta de atención, en la ausencia, en la irresponsabilidad como padres o tutores.

Debemos tener el valor de reconocer que, como padres y como sociedad, hemos fallado.

Si queremos un mejor país, debemos volver la mirada al hogar, rescatar los valores perdidos y empezar por corregir desde ahí.

Porque las generaciones venideras serán el reflejo de lo que hoy sembremos en nuestros hijos.

Estamos a tiempo de tener una suciedad más justa en el futuro.

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